Biografía

Nací en el año 1977 en la Ciudad de Buenos Aires y me dedico desde el año 1995 a la construcción de instrumentos de cuerda pulsada y frotada. Mi especialidad es la construcción de guitarras clásicas, flamencas, australianas y de diseño experimental. Realizo trabajos de restauración de instrumentos de cuerda frotada y pulsada, instalación de micrófonos en guitarras, y calibración de cordófonos acústicos y eléctricos.

En mi taller, me dedico a la enseñanza y transmisión del oficio de luthier desde el año 2005. Dicto clases particulares de luthería a aprendices, músicos y hobbystas en general, contribuyendo a la formación de nuevos constructores, restauradores y marquetistas que han continuado su profesión en Argentina y en el exterior.

Riqueza armónica, proyección, sustaine, claridad discursiva, ergonomía de mango, meticulosa calibración, lustre natural francés externo e interno, son aspectos destacables de mis guitarras, las cuales construyo íntegramente en forma artesanal, obteniendo así un instrumento que madura saludablemente con el paso del tiempo.


Seleccionar los materiales más nobles, y conocer los resultados de su combinación, me permite ofrecer a los músicos instrumentos que cumplan con creces sus deseos personales. Cada guitarra será entonces única e irrepetible.

Soy miembro de un equipo de trabajo e investigación llamado “Pampa”, junto a los luthiers Ricardo Louzao, Raúl Velazquez, Laura Reynoso y Ricardo Macedo, amigos que le agradezco también a este hermoso oficio.

Trabajando en este equipo, he contribuido a la redacción y diagramación del libro “La guitarra mágica”- Manual argentino de la guitarra- Año 2009, Ed. Papiros- de Ricardo E. L. Louzao. En el mismo participé como autor del artículo “ La roseta, el marco de la magia ”. Este libro ha sido presentado en el salón Dorado de la Legislatura Porteña y galardonado como material indispensable para la cultura por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Mis estudios de guitarra clásica en el conservatorio Manuel de Falla, y mi incursión en la carrera de Diseño Industrial en la Universidad de Buenos Aires, han sido los primeros pasos, que preceden mi encuentro con esta maravillosa arte, la construcción artesanal de instrumentos. Mis primeros maestros de luthería fueron el luthier Francesco Ponzo y Alfredo Fariña, iniciando mis clases en el año 1995, en el ámbito de la Escuela de Luthería del Industrial Manuel Belgrano de la Ciudad de Bs. As.

Motivación y Búsqueda

Construyo mis guitarras acompañado de un deseo permanente de superación personal, y con la aspiración de conseguir que los nobles materiales puedan alcanzar su máximo rendimiento. Algunas veces, esta búsqueda resulta ser un quimérico anhelo de perfección, otras veces un experimento audaz. Sin duda, lo más importante para mí, es que en un mundo de aparente arte-acabado, la luthería cause la diversidad.

 

Lograr la optimización de la generación armónica, el sostenimiento de nota, la equilibrada relación entre volumen-proyección-potencia, claridad en el discurso, estabilidad estructural y que (a criterio personal) el instrumento sea bello, es el objetivo fundamental de mi trabajo.

 

El músico debe ejecutar un instrumento confiable, que sea reflejo fiel de sus deseos, que propicie una digitación dócil y que esté en consonancia con su estilo personal. A partir de estas premisas, construyo mis guitarras.

 

El ejercicio de la luthería representa un desafío, una búsqueda permanente del equilibrio de los tres componentes fundamentales de todo diseño: construcción, forma y función.

La guitarra es un objeto de diseño muy particular, que requiere de cuidados especiales, de paciencia, de un meticuloso y conciente ejercicio de aproximación por parte de su constructor. Aproximación necesaria entre las ideas que surgen como invenciones, y las posibilidades que ofrece esta hermosa materia prima, la madera.

El taller

Aquí construyo mis instrumentos, dicto clases de luthería, realizo mis diseños y experimentaciones, cuido de mis herramientas y pequeñas máquinas, y realizo restauraciones, reparaciones, instalaciones y calibraciones. Es un lugar en el que sin duda estoy gran parte de las horas del día.
Mi taller es un espacio climáticamente controlado; su temperatura ambiente  es de Cº20 promedio y la humedad constante del 50%.
Dado que la madera es naturalmente higroscópica, lo que significa que es un material que permanentemente absorbe y exuda humedad, el control climático del ambiente propicia su correcto estacionamiento, antes y durante los procesos de construcción. De esta manera, la estabilidad morfológica de cada pieza de madera será la base de la estabilidad estructural del instrumento, garantizando así su durabilidad y su enriquecimiento armónico con el paso del tiempo.

Señaladores

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